domingo, 22 de noviembre de 2009

Salud bucodental en Fumadores



Como afecta el hábito de fumar a la salud bucal

La cavidad bucal sufre la acción directa de los componentes del humo durante su inhalación, permanencia en la boca y expulsión. Sus componentes tóxicos e irritantes, producen una micro-agresión continua que afecta a los dientes y a toda la cavidad bucal (Encías, Piezas dentales, Saliva, etc.) e interfiere en todos sus procesos químicos. El fumar incide en las diferentes partes de la boca:

-- En las piezas dentales: Manchas en los dientes y formación de una película amarillenta, además del incremento en la placa dental y el sarro.

-- En las encías: Propicia la enfermedad periodontal.

-- En el aliento: Produce halitosis


En las piezas dentales:

El humo en su tránsito por la boca, deposita parte de sus componentes sobre las piezas dentales, formando una película resinosa, compuesta por alquitrán, nicotina, placa dental y otras substancias. Esta película se adhiere fuertemente a los dientes tiñéndolos de amarillo formando manchas en los puntos donde se concentran estos materiales. La superficie dental recubierta por los componentes del humo facilita la formación de placa dental, que si no se limpia eficazmente, se calcifica y forma un sarro que al tener nicotina, alquitrán, etc. adquiere un color pardo oscuro, que afecta negativamente tanto a la salud de la boca como a su estética. El humo del tabaco, debilita el potencial de óxido reducción del ecosistema bucal, favoreciendo la proliferación de las bacterias que forman la placa bacteriana. La película resinosa que forman los componentes del humo sobre los dientes, es un caldo de cultivo idóneo donde la placa dental se adhiere y desarrolla. La placa origina una acidez que ataca el esmalte e irrita las encías, favoreciendo la caries dental y la gingivitis. Si la placa no se elimina eficazmente, forma sarro. El aumento de la presencia de placa bacteriana, genera acidez orgánica. Esta acidez descalcifica y desintegra los tejidos. Primero ataca el esmalte, después la dentina y posteriormente la pulpa, perforándola e iniciándose la destrucción que finaliza con la pérdida de la pieza dental.

En las encías:

El humo produce una inhibición de la micro-circulación gingival, reduciendo la aportación de oxígeno a las células y los nutrientes necesarios para la respuesta del organismo a la inflamación gingival. Incrementa la formación de placa dental y sarro, activos directos en su desarrollo y se reducen los mecanismos defensivos contra estas bacterias lo que les permite realizar una mayor destrucción de los elementos de sujeción de las piezas dentales. El efecto inhibidor que causa el humo hace que no sangre la encía, por lo que el fumador no percibe el avance de la gingivitis que es la inflamación de las encías ni de la periodontitis que ocasiona la perdida de los dientes al destruir el soporte circundante de los mismos. En el caso del fumador, la placa dental y el sarro, son dinamizados por los componentes del humo, siendo los principales activos en su avance. La encía recibe menos sangre y oxígeno, al mismo tiempo que disminuyen los mecanismos de defensa frente a las bacterias de la placa bacteriana, que se vuelven más agresivas y destruyen de manera más activa los tejidos que sostienen los dientes.

En el aliento:

Los componentes del humo son determinantes en la formación del mal aliento que tienen los fumadores debido a la impregnación de los tejidos bucales con dichos componentes y a las modificaciones en la cantidad y calidad de la saliva, así como en el equilibrio de la flora bucal y el incremento de la placa bacteriana.

Estudios han demostrado que los fumadores sufren frecuentemente caries dental, placas bacterianas y candidiasis oral, periodontitis, y en otros casos pueden padecer cancer oral aunque la relación directa con el tabaquismo no ha podido ser demostrada. También pueden producirse múltiples micronódulos blanquecinos, localizados difusamente por el paladar, como consecuencia del efecto irritativo del humo sobre los tejidos (estomatitis del fumador).



Se ha determinado que el tabaco altera la respuesta inmune contra las infecciones, disminuye la capacidad de reparar los tejidos de la boca y retarda la cicatrización de heridas, por lo que el dentista puede incluso contraindicar un determinado tratamiento, como los implantes de titanio, por ejemplo, donde se ha comprobado, luego de 5 años de observación post operatoria, que los fumadores tienen 2 veces más riesgo de perder sus dientes respecto a pacientes no fumadores.

Otros datos sobre el tabaco:

En la prevención bucal para fumadores algunos laboratorios han sacado al mercado dentífricos y colutorios específicos con mayor índice de flúor que los habituales y con elementos que activan la salivación para mejorar el estado bucal.Pero en realidad todos sabemos que la mejor prevención para evitar la aparición de cualquiera de estas patologías es dejar de fumar.